Intenta descifrar, después de mucho tiempo, lo que quería decirle con aquellas canciones.
Por aquel entonces, solo era música "rara" que les gustaba escuchar cuando estaban juntos. Cuando compartían pequeños espacios de tiempo a solas. Momentos raros. Donde nada estaba definido; donde parecía que sí pero no. Porque aparentemente, todo estaba roto. Y lo estaba. No había vuelta atrás. Sin embargo, él volvía y ella se dejaba llevar. A pesar de saber que después dolería más. Sabiéndose su juguete. Su desahogo. Le daba igual. La intensidad de lo sentido nublaba lo demás.
La amistad con la que empezó todo y la confianza que subsistía, a pesar de las decepciones, le permitía a él seguir en su vida sin muchas explicaciones. Llamar al timbre con la confianza de ser bienvenido. Quitarse la ropa sin pudor ninguno.
Estrofas enteras adquieren significado ahora. Palabras que solamente rimaban, describen para ella lo que él quería contarle. La música siempre fue un nexo de unión. Y después de mucho tiempo, en la madurez, lo entiende todo. Porque lo que ella no comprendía lo tenía delante de sus narices, o más bien, en el CD grabado y serigrafiado con letras extrañas. Pistas de audio repletas de las respuestas a sus desvelos; al sinsentido de relación que estaban viviendo. A volcán en erupción que es el amor.
Sonríe ahora al comprender la manera tan bonita que tuvo él de justificar sin decir; de pedir perdón sin hablar; de amar sin poder. El poder la música.
…No quiero que me llames
pero no quiero que me ignores.
No quiero que me ames
pero no quiero que me odies.
No quiero que me hables
pero deseo escuchar tu voz.
No quiero que me mientas
en eso el experto soy yo.
(¿Qué es el amor? Kannon)
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